Viajando por mi senda solitaria
y alejado de tormentosa vida,
pude encontrar al fin una salida,
un alma sin igual y hospitalaria.
una fuente, gran luz, la luminaria
que me dió su alero, su acogida,
la mujer que sanó mi cruel herida
dándome el beso y la caricia diaria
la que me hace temblar igual que a ella,
a quien yo vislumbré como esa estrella
que en noches de pasión y de ternura,
titila en el cenit a gran altura
resplandeciendo como los amantes
que fulguran de amor como diamantes.
© Saúl Sánchez Toro
Medellín, Colombia
Abril 19 de 2012
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